Gas es el término utilizado para referirse a la cantidad de trabajo computacional requerido para validar una transacción. Este trabajo se realiza por los nodos que ayudan a mantener la red, aportando su capacidad computacional y recibiendo una comisión a cambio por cada transacción. Esta comisión tiene su base en el “precio de gas“ y se expresa en Ether (ETH). La comisión por cada transacción es varios órdenes de magnitud menor que un Ether y se expresa en términos de Gwei. Un Gwei vale 10^(-9) Ether, o 0.000000001 Ether.
Una manera útil de pensar en el gas es imaginarlo como combustible. El gas es el combustible que necesitan los ordenadores, que tienen que gastar energía y otros recursos en validar una transacción. El hecho de que cada transacción en el blockchain tenga un costo para procesarse, disuade a potenciales malos actores de abusar del sistema sobrecargándolo con grandes cantidades de transacciones maliciosas o spam.
Una vez que una transacción es enviada al blockchain, se puede fijar un “límite de gas”. Esto establece la comisión máxima que uno está dispuesto a pagar para que la transacción se realice. Cuando un smart contract es publicado, el gas se calcula por cada paso computacional escrito en el código. Un límite de gas, entonces, presenta una ventaja significativa, ya que evita que el sistema se quede atascado en cualquier tipo de bucle involuntario dentro de los smart contracts y desperdicie los recursos computacionales de la red.